La pintura que se ha pasado de generación a generación, y que ahora reposa sobre la chimenea en el salón de un hombre, es realmente un Miguel Ángel valuado en 300 millones de dólares.
Martin Kober dice que la pintura estuvo almacenada tras un sofá desde siempre, y al sacarla para desempolvarla, pudo apreciar que no era una obra común y corriente, por lo que contactó a algunos expertos, que a su vez contactaron a expertos italianos para que establecieran el origen de la pintura que representa a un Jesús agonizando.
Kober dice que en la familia siempre han llamado a la pintura el Mike, en referencia a Miguel Ángel Buonarotti, bromeando sin sospechar que es muy probable que en realidad sea obra del gran artista del Renacimiento Italiano.
La pintura fue enviada a Estados Unidos en el año 1883 procedente de Alemania, de parte de una baronesa alemana que obsequió la pintura a la hermana del bis-bis-bisabuelo de Kober.
Si bien algunos expertos cuestionan si la pintura es realmente un Miguel Ángel, o es obra de otro artista, utilizando las técnicas del Maestro.
Otros expertos creen que es original, después de una intense investigación de dos años realizada por físicos, químicos, historiadores del arte, y restauradores en Roma, concluyeron que la pintura es muy seguramente el trabajo del pintor de la Capilla Sixtina. Se describe como una Pietá, que representa a la Virgen María y a Jesús Agonizando, sujetado por dos ángeles.
posible distinguir correcciones realizadas antes que la obra se terminara, visibles sólo utilizando cámara de rayos infrarrojos, lo que implica que la obra es original y no una copia. Además se han encontrado referencias históricas a la pintura.
El experto italiano Antonio Torbellino está convencido que es una obra original, y que es un Miguel Ángel perdido.