La gatita Rosie fue rescatada por un refugio, desnutrida y abandonada. Se debilitaba y sus amorosos rescatistas perdían la esperanza de poder sacarla adelante. En opinión del veterinario, difícilmente aguantaría la semana completa, de tan débil que estaba. El personal del refugio no sabía que hacer ya, pero querían salvarla desesperadamente. Al final, no fueron ellos quienes salvaron a Rosie.
Uno de los voluntarios en el refugio llevó a Rosie a casa, para que muriera lo más pacíficamente en un ambiente seguro y amoroso. Trataron de alimentarla, pero la pequeñita no tenía interés en nada más que en dormir, y por lo tanto, a cada momento se debilitaba más. Así que hicieron un último intento de salvarle la vida, poniendo en práctica una idea loca.
La dejaron acurrucarse con la mascota de dos años de la familia, un Husky Alaska llamada Lilo. Inmediatamente Lilo cuidó de ella, incluso la amamantó como si fuera su cachorro la acurrucaba contra sí mientras dormía.
Lenta pero con toda seguridad, Rosie comenzó a ganar fuerza y eventualmente fue capaz de correr por la casa, cosa que habría sido impensable tres días antes.
La familia inicialmente únicamente iba a albergar a Rosie hasta que mejorara o hasta que pasara a mejor vida, pero al ver cuanto se querían Lilo y ella, decidieron adoptarla definitivamente.
Ahora, saludable y feliz, Rosie es sólo una de las chicas, porque sus dueños están convencidos que ella cree que es un perro más de la manada. Es maravilloso verla feliz, y nadie tiene interés en sacarla de su error!
Source: dose.com