El gatito tiene el hábito peculiar de avanzar sólo cuando su dueña no lo está mirando. Así que en cuanto ésta cierra la puerta, el gato aprovecha para avanar sigilosamente, cada vez hasta estar frente a frente. Y por su mirada concentrada y fija cuando está a un salto de distancia, sus intenciones no son buenas. Es un encanto.